Aborigen

Salgo de casa y miro a ambos lados de la calle, me decanto, creo que por puro instinto, hacia el soleado y más cálido. No he andado ni treinta metros cuando me aborda una señora a la que le calculo siete décadas. —Disculpe, caballero. ¿Es usted de aquí? —me pregunta....
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